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El Correo de Amigos fue una de las secciones más exitosas en la historia  de Semanario, hasta bien adentradas las redes sociales. Se inspiró en un programa nocturno de Radio Oriental de Montevideo, la misma en la que en quellos tiempos relataba Víctor Hugo Morales. Las personas escribían al programa y el conductor leía las cartas, que provenían de lugares distantes de Montevideo, la mayoría de la provincia de Buenos Aires: Tandil, Azul, Olavarría, Mar del Plata, Necochea. ·Aquí puede haber algo", pensamos, y comenzamos con media página. Más adelante se convirtió en una doble página, que no alcanzaba para publicar las cientos de cartas que llegaban. La sección comenzó a difundirse entre los "privados de libertad" y más tarde -por algún conducto- se convirtió en un boom en Cuba. Muchas amistades terminaron en casamiento. Para muestra basta un botón.

   Las primeras cartas incluían     

   nombre completo y domicilio.   

La familia que nació con Semanario

En mayo de 1983 Semanario publicaba en sus páginas el caso de una pareja que llegaba al altar gracias a su sección “Correo de Amigos”.  María Mónica Ocampos, de 21 años, oriunda de la provincia de San Juan, y Jorge Nadin, de 24, nacido en Ciudadela, provincia de Buenos Aires, contaban con mucha alegría que después de cartearse durante dos años de noviazgo a distancia, habían decidido casarse. Ante aquel acontecimiento la pareja decidió hacer partícipe a Semanario de la unión y mandó a la redacción las invitaciones para la boda. Un cronista se hizo presente y la nota reflejó la profunda emoción que sentían los novios en ese día inolvidable. Por eso, para la edición del 30º aniversario –en el 2009- nos propusimos actualizar aquella historia y averiguar cómo continuó después del punto final de la nota publicada 26 años antes.

Esta es la nota publicada en el año 2009:

Ante nuestra sorpresa, el primer llamado telefónico que realizamos a San Juan lo contestó María Mónica que, luego de superar el primer momento de la charla con un poco de incredulidad, accedió a contarnos algunos momentos de su vida de los últimos 26 años. “Después de casarnos nos fuimos a vivir a Río Mayo, Chubut, porque el ejército le dio ese destino a Jorge, que recién había entrado a la Escuela de Suboficiales del Ejército. Ahí vivimos algunos años hasta que a mi marido le cambiaron el destino y nos mudamos a Capital Federal. En el '89 nos volvimos a San Juan, donde nació nuestra hija Antonella, el 15 de agosto”, recuerda María Mónica, que a sus 47 años sigue compartiendo su vida junto Jorge, de 50, y a su única hija, de 19. Pero el momento más difícil de sus vidas aún no había llegado, aunque la familia estaba lo suficientemente fuerte para afrontar las dificultades que el destino les pondría en el camino. “A mi esposo lo mandaron a Córdoba y por supuesto que mi hija y yo lo acompañamos. Pero de un día para el otro a Jorge lo desafectaron del ejército y perdimos todo”, cuenta Mónica con su voz entrecorta, pero enseguida continúa.

“Perdimos la casa que teníamos en San Juan. Todas nuestras pertenencias personales las dejamos en un depósito del ejército y cuando las fuimos a buscar no quedaba nada, nos habían robado hasta la ropa y los juguetes de la nena”, recuerda con amargura. Después de aquel mal paso la familia se mudó a Ciudadela, con los padres de Jorge, pero el trabajo y la vida en Buenos Aires no les sentaba bien. Fue entonces que tomaron la decisión de volver a San Juan, el mismo lugar donde comenzó la historia. Ahí, lentamente, se fueron afianzando y hoy los ojos de Mónica y José están puestos en Antonella, que estudia para ser traductora de inglés. “Con todo lo que pasamos juntos, creo que ni a mi esposo ni a mí se nos pasa por la cabeza  tomar caminos diferentes", concluye Mónica. Es que su historia aún tiene varios capítulos por escribir...

Esteban Veiga

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